sábado, 15 de junio de 2013

Noche estrellada por accidente
que me descubres de nuevo tus encantos,
al albor de las sombras amables
me deleito de tu olor infinito.

Veo que he perdido oficio
de tanto jurar no volver a probarte,
de tanto engañarme a mi mismo
(que la cabra tira siempre al monte).

Y esta que te escribe te añora,
monte de mis sonidos, colores y sabores.
Monte que la vida floreces en mis sienes.
Monte que a la luz me devuelves.

Y escribo como el que respira
y, por ello, riego mi cara de verguenza.
Por no pelear cada día que te recuerdo.
Por no esparcir tu simiente en mi camino.

Pero que leches camino!, en mi vida.
Que las cosas se llaman como son.
Y es que no tengo vida sin ti,
sin ti, mi poema, ni siquiera sé que soy.

1 comentario:

Alma en el verso dijo...

Celebro de todo corazón tu esperado regreso y te felicito por hacerlo con un poema que cala tan hondo.
Todo un placer, José Manuel.