vidas que queman a su paso el camino;
incierto e ilusorio rastro de terrones de azúcar.
La mitad de lo visto es complaciente
y moldea los deseos de sus almas puras,
ingenuas.
Sin opción al desastre,
cuidando los detalles.
"Que ni el viento los toque".
Mas tarde,
la tempestad arrastrará sus livianos cimientos
y caerán los telones,
los de acero, los de piedra
y los de humo.
¿Aguantarán las maromas que voy amarrando?
¿Serán sus pilares recios y firmes en los temblores?
¿Serán sus corazones lúcidos en las encrucijadas?
Suelto vidas al viento,
vidas que queman a su paso el camino,
mi camino obsoleto, mi puerto gris.
Ya sus navíos empiezan a soltar amarras
y yo miro temeroso al cielo.
Mientras sus velas se hinchan y empujan
en direcciones que no conocía.
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