describiendo un nuevo paso,
a tu lado yo me aparto
del camino ya trazado.
A mi espalda una colecta
de palabras ordenadas,
un rosario de desdenes
y homenajes caprichosos.
Y es por ello que encadeno
a mi inercia en esta cerca
donde miro ya de frente
tu figura que se acerca.
¡Clava en mí tus garras puras!,
¡dame un golpe de dulzura!,
un arrojo a mi piel mustia
que me marque como a hierro.
Dale al paso de mi sombra
un motivo para hacerse
más espesa en el remanso
de mi lago complaciente;
que su estela te describa
como siempre supo que eras;
loca amante de amor loco
dando vida a mis riberas.
En la lucha, en la guerra,
los sentidos se confunden
olvidando de la esencia
si importancia, su perfume.
Y por eso en la trinchera
todo es lo que no debe
y renace, si conviene,
y se torna lastimera.
Pero huimos siempre atentos,
que la causa lo requiere,
renovando la floresta
con caricias de futuro.
Que en futuro nuestro día
se detiene y es pensado
como fruto que daría
la semilla que has sembrado
en el huerto de mi pecho
que reclama tu cuidado
que te espera, sol de mayo,
aguas mil de abril ansiado.
En tu día, que es tan tuyo,
describiendo un nuevo paso,
a tu lado yo me aparto
del camino ya trazado.
En mi espalda nada porto
todo queda en el sendero
donde ando, canto y muero,
y me viste traicionero.
Pero vengo libre y fácil
para ti, amada mía,
En tu día, que es tan tuyo,
solo quiero ser tu día.
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